En general se tiende a pensar que en el tratamiento intensivo, pero ahora… te vamos a hacer pensar si eso es así o hay otros secretos.
El intensivo, o tratamiento de choque o fase de ataque, es aquel donde se produce la mayor reducción del linfedema con la Terapia Descongestiva Compleja (TDC) o Fisioterapia Descongestiva del Linfedema FDL.
¿Cómo?
- Mediante el Drenaje Linfático Manual,
- los vendajes al inicio y prendas de compresión definitivas después,
- los ejercicios que ayuden a mover la linfa con la bomba muscular (miolinfocinéticos)
- y los cuidados de la piel.
En ocasiones se añade presoterapia, pero no se debe usar de manera aislada, sino siempre combinada con los demás componentes de la TDC y con la presión adecuada. Otras veces, si se trabaja con el Método Godoy, se añade el dispositivo RA GODOY® a la TDC (es un dispositivo que moviliza las piernas o el brazo, según la localización del linfedema, e incrementa el drenaje linfático fisiológico de manera mecánica. Por eso también se le llama equipo de Terapia Linfática Mecánica).
Desde luego la TDC es imprescindible para reducir el volumen y la fibrosis, pero…
¿Qué pasa después de la reducción o fase intensiva? Que llega la etapa de mantenimiento, en la cual los pacientes con linfedema permanecen TODA SU VIDA.
El mantenimiento debe empezar cuando el linfedema se ha descongestionado. ¿Hasta dónde se debería hacer la descongestión? Hasta que el linfedema esté estable, no cambie de volumen, se haya normalizado (haya reducido su volumen y sobre todo su fibrosis, su endurecimiento). Y pasa a estar blando, maleable, menos emplastado. Este periodo puede durar desde días hasta años. Y es aquí, donde empieza lo más complicado. Es el momento en el que los pacientes deben empezar a ser autónomos y conocer bien su patología, saber qué hacer y cuándo. Es el periodo en el que deben autogestionar su linfedema y demostrar que durante el tratamiento intensivo han estado bien tratados, asesorados, acompañados, instruidos e informados por un equipo de fisioterapeutas bien preparado para conseguir que cada uno pueda mantener su linfedema. Por supuesto, los pacientes seguirán necesitando ayuda, guía, tratamiento, consejo o asesoramiento de su fisioterapeuta o rehabilitador de referencia. Pero eso es muy diferente a mantener una relación “de dependencia”.
Los pacientes deben ser autónomos e independientes y para ello, los fisioterapeutas, les ayudaremos y acompañaremos muy de cerca al principio y poco a poco, nos convertiremos en referentes, asesores, guías, pero no “en la mano que necesitan para andar” porque deben ser autónomos.
Sabemos que, sin duda, el camino que actualmente lleva la evidencia científica en fisioterapia dice que el drenaje manual podría ser dispensable en etapas avanzadas si se cumple con lo indispensable (compresión y ejercicio adecuados). Lo que no quiere decir que los fisioterapeutas no debamos dirigir o corregir ejercicios, trabajar cicatrices, movilidad, postura, problemas articulares, musculares, fasciales, dolor, disfunción, etc.
Como sabemos, el linfedema es crónico y evolutivo por definición. Ésto implica que el paciente deberá realizar control del linfedema, mediciones del área afectada (brazo, pierna, tronco, genitales, cara), supervisión de hábitos, vigilancia de la piel, cambio de prendas de compresión y adaptación de los ejercicios.
La adherencia del paciente al ejercicio (de fuerza y miolinfocinético) y la compresión-contención (ya sea en forma de vendaje, prenda de compresión como manga, media o venda, sistema de compresión inelástico autoajustable con velcros o cordones) es indispensable para mantener el linfedema. Ese es el único secreto verdadero para su mantenimiento: la disciplina y ocasionalmente el DLM.
Tal y como afirma el Dr. Godoy, para poder mantenerlo adecuadamente, antes se ha tenido que conseguir la NORMALIZACIÓN. De ahí el éxito de su Método. Es decir: reducir el volumen y la consistencia (fibrosis), haber ganado fuerza muscular y funcionalidad, tener la prenda de compresión adecuada y, sobre todo, haber sido bien formado e informado en cómo manejar el linfedema para mantenerlo en esa normalidad de forma autónoma.
En mi humilde opinión, quiero recalcar que en 21 años de experiencia aplicando DLM en muy muy pocas ocasiones he visto que el paciente no tuviera cambios durante y después de la sesión. Por lo tanto, el DLM sí tiene efecto, y medible, para lo cual habrá que seguir diseñando estudios científicos bien realizados y objetivamente comparables entre sí. Creo que el problema es que hay estudios no bien realizados a nivel de metodología y que se han comparado entre sí para publicar posteriores revisiones en las cuales, se comparan u observan elementos no comparables, ni con muestras homogéneas, ni por formas de trabajo, ni por otras cosas. Y no olvidemos que el drenaje manual no solo tiene efecto drenante, que por supuesto, sino que consigue otros muchos efectos como la analgesia o disminución del dolor, relajación, equilibrios del sistema nervioso autónomo, efectos sobre el sistema inmunitario, etc. Desde aquí hago un llamamiento a los fisios que nos dedicamos al DLM para que sigamos investigando y desarrollando estudios de calidad y comparables entre sí, para que podamos llegar a conclusiones más fiables.
Escrito por Ángela Río González.
PT- MSc-PhD. Fisioterapeuta especializada en Linfedema y Fisioterapia Oncológica