EL LINFEDEMA, UNA DE LAS SECUELAS MÁS DISCAPACINTANTES DEL TRATAMIENTO DEL CÁNCER

El 90% de los linfedema en España son consecuencia de los tratamientos del cáncer. Son linfedemas relacionados con los tratamientos oncológicos o también llamados secundarios. No son los únicos, pero sí los más prevalentes. Los linfedemas primarios son de origen congénito, no menos importantes, pero sí menos numerosos.

Cualquier persona que haya sido operada o tratada de un cáncer y haya tenido extirpación de ganglios linfáticos y/ o tratamiento con radioterapia es candidata para tener linfedema. De hecho, desde el punto de vista clínico, ya tiene un linfedema estadio 0 (subclínico, asintomático), que puede que nunca se desarrolle o se desarrolle dentro de 1 año o dentro de 15. Es por tanto el momento de iniciar la prevención, o al menos, de estar bien informado. Si es su caso, o el de alguien que conozca, recomiende que contacte con la escuela de linfedema de su hospital o con un fisioterapeuta especializado en linfedema.

Padecer un linfedema es tener una región de tu cuerpo hinchada porque el sistema linfático no está funcionado bien. En consecuencia, pesa más, es incómoda, molesta, se siente diferente, es una región donde las costuras de la ropa se marcan, con la mínima presión se queda la huella… 

El sistema linfático es el encargado de limpiar los desechos del metabolismo de las células de nuestro cuerpo, “el sistema limpiador”. Y está presente en todo el cuerpo. Cuando un paciente tiene tratamiento para el cáncer puede tener cirugía, radioterapia y quimioterapia.  Pues bien, estos 3 pueden ser factores de riesgo para que se desarrolle el linfedema. Y no son los únicos, también influye el número de ganglios extirpados (linfadenectomía), el sedentarismo, la falta de ejercicio (bomba muscular) y un alto Índice de Masa Corporal IMC (sobrepeso y obesidad).

Independientemente de la localización del tumor, como consecuencia del tratamiento médico la persona puede desarrollar un linfedema. El más conocido es en el brazo, linfedema secundario a cáncer de mama; o en el tórax o la mama si no ha retirado completa (mastectomía). Pero, sin duda, no es el único. Puede haber linfedema en la/s pierna/s, como consecuencia del tratamiento de cánceres en región pélvica (ginecológicos o urológicos: como de próstata, de cérvix, de ovario, de vejiga…) o puede aparecer linfedema en los genitales. También en la cara, cabeza o el cuello, como consecuencia de neoplasia orofaciales; o en la región del cuello, como de garganta, lengua, etc. 

Actualmente el linfedema no tiene cura, pero sí tiene tratamiento. El tratamiento puede ser conservador o quirúrgico. El conservador lo realizan los fisioterapeutas especializados en linfedema mediante un conjunto de técnicas que se llama Terapia Descongestiva Completa. Esta terapia incluye: Drenaje Linfático Manual, vendajes o prendas de compresión, ejercicio y cuidados de la piel.

El cáncer aumenta cada vez más y, por suerte, las tasas de supervivencia en muchos casos también. Por ello cada día contamos con más supervivientes entre nosotros. Y entre ellos existen secuelas de los tratamientos, entre las que destacamos el linfedema. Es necesario que el linfedema se conozca y sea adecuadamente diagnosticado, tratado y prevenido.

Desde la Asociación abogamos por un enfoque integral y global de la persona con linfedema. Y consideramos imprescindible que los profesionales que trabajamos con estos pacientes seamos conscientes de que quien padece un linfedema vive todos los días de su vida con su patología. Que ni mucho menos es una pierna o un brazo o una cara hinchada y ya. Sino que es una patología crónica que requiere atención diaria con prendas de compresión (medias, mangas, vendas..), cuidados de la piel (hidratación, higiene), ejercicios, hábitos de vida saludables, fisioterapia…  Además de ver todos los días tu extremidad diferente a la del otro lado. Por si fuera poco, en los casos del linfedema relacionado con un cáncer, el linfedema es el recuerdo constante de la enfermedad que ya se pasó.

En resumen, sabemos que el linfedema tiene un alto impacto a nivel físico, sin duda, pero también a nivel psicológico y social. Y es muy importante conocerlo en profundidad para poder abordarlo y tratarlo adecuadamente.


 

Escrito por Ángela Río González. Doctora en Fisioterapia. Presidenta de la Asociación Española de Linfedema.

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