El cáncer de próstata es el segundo más diagnosticado en hombres a nivel mundial y el primero en España y en Europa, con una incidencia en nuestro país de 32.641 casos nuevos al año según el último informe publicado por la Red Española de Registros de Cáncer.
Los procedimientos de diagnóstico han evolucionado y los tratamientos son cada vez más selectivos. Los métodos utilizados para erradicar el tumor se basan en radioterapia y técnicas quirúrgicas. Sin embargo, no están exentos de secuelas que el paciente debe conocer y valorar con su médico. Además, el perfil del paciente, varón, sexualmente activo, en edad fértil y laboral, con amplia expectativa de vida, hace indispensable que conozca los efectos secundarios a largo plazo. Las secuelas más comunes son alteraciones de la función urinaria, problemas intestinales, impotencia sexual e infertilidad. Para evaluarlas, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos realizó un estudio sobre 1.100 varones tratados bien con radioterapia o quirúrgicamente, realizando un seguimiento a los dos y cinco años.
Los resultados demostraron que los problemas urinarios y de disfunción eréctil eran más frecuentes en el grupo de hombres operados, mientras que en el subgrupo de la radioterapia, los más habituales eran de tipo intestinal, así como hemorroides dolorosas. El número de pacientes radiados experimentaron, además, un aumento de impotencia con el paso del tiempo. A los dos años, el 82% de los pacientes operados quirúrgicamente eran impotentes y solo el 50% del grupo de radioterapia, pero estas cifras se aproximaban a los cinco años siendo del 79% y 63% respectivamente.
Además de las secuelas anteriores, debemos tener en cuenta la posible aparición del linfedema. Casi ningún estudio consultado refleja esta patología (el aumento de volumen de los genitales, o los miembros inferiores), causada por la cirugía o por la radioterapia. Pero el linfedema existe, y su desconocimiento por parte de profesionales y pacientes hace que se considere como una consecuencia más que hay asumir y sin solución. Y sí la hay. Se puede controlar con la detección precoz e instaurando tratamientos lo antes posible. Una vez desarrollado el linfedema podemos llegar a una resolución, que no curación, quedando la pierna o la zona afectada próxima a la normalidad, gracias a la Terapia Linfática Global.
La figura del fisioterapeuta debe integrarse en el equipo multidisciplinar que atiende a estos pacientes. Al tratamiento de la incontinencia urinaria y de las posibles disfunciones sexuales hay que sumar la prevención y el seguimiento del linfedema para mejorar su calidad de vida. Todo ello se trata con fisioterapia.
Por otra parte, es necesario desarrollar estrategias diagnósticas para evaluar en cada caso qué cáncer de próstata se volverá agresivo y evolucionará para poder así valorar de antemano el tratamiento a seguir, ya que algunos varones vivirán años sin que el cáncer se manifieste o cause problemas.
Comentarios 2
Soy Jesus Garcia y estoy operado de cancer de prostata radical desde el seis de febrero del 2017, sigo con incontinencia urinaria, durante el dia si tengo un servicio cerca, puedo perder sin control sobre 100 centimetros cubicos, teniendo puesto un colector y durante la noche si no tomo liquidos practicamente cero, uso la bomba de vacio para que no se retraiga el pene, de tener erecciones ni de broma, hago los ejercicios de Kegel tres veces al dia y no se si los hago bien y no se si lo que comento esta dentro de lo normal. La informacion mas bien mala.
Hola Jesus,
Te recomendamos que acudas a un fisioterapeuta oncológico que trabaje suelo pélvico para asesorarte y poder, si lo necesitas, corregir algunas cosas. Si nos dices donde vives, podemos localizar algún profesional de la RED AEL.
Por desgracia hay poca información de los efectos derivados del tratamiento. Nosotros tratamos de ir publicando sobre las secuelas de distintas neoplasias.
Esperamos haberte ayudado.
Saludos!