DÍA MUNDIAL DEL CÁNCER DE MAMA

El 18 de octubre, como cada año, se celebra el Día Mundial contra el cáncer de mama. Desde la Asociación Española de Linfedema, los profesionales que formamos parte de ella, queremos aprovechar para hablar no de la importancia del lazo rosa, sino de cuál es la situación real de los pacientes que padecen esta enfermedad y la superan. 

Pacientes que sufren otros tipos de cánceres muchas veces se quejan de que parece que solo se visibiliza el cáncer de mama y que los demás no importan tanto, o no se investiga tanto, o no se les dedica tanta publicidad, ni tanto tiempo en hablar de ellos.

Queremos reseñar que, en parte, tienen razón, pero todo tiene su explicación. En el caso del cáncer de mama está justificado porque es el tumor maligno más frecuente en mujeres (aunque también lo pueden padecer hombres) y con una tasa de curación superior al 80%. Su alta incidencia y supervivencia, las mejoras diagnósticas y terapéuticas, junto con la longevidad de la población, justifican la presencia de un mayor número de pacientes que se denominan largos supervivientes de esta enfermedad. Esto es muy bueno, pero hace falta saber gestionar y tratar a estos largos supervivientes (sin duda de este y otros tipos de cáncer) para que puedan disfrutar de una buena calidad de vida. 

Una vez superado el cáncer, terminados los tratamientos iniciales (cirugía, quimio y radio principalmente), que tanto asustan y tan agresivos y tóxicos son en muchos de los casos, a menudo empieza una segunda parte de la enfermedad. Y ésta es mucho menos conocida, mucho más larga y difícil de llevar, y que condiciona sus vidas. Hablamos de las secuelas, efectos secundarios y consecuencias de los tratamientos.   

Esas secuelas afectan a la persona a nivel físico, psíquico y social. Pueden manifestarse o persistir incluso años después de haber finalizado el tratamiento y, en muchas ocasiones, los pacientes no están informados o preparados para afrontarlas. Entre las más importantes están las cicatrices, los dolores secundarios a las cirugías o a las reconstrucciones, los cambios en la imagen corporal, el linfedema, la fatiga, el cansancio, las neuropatías, los dolores articulares y musculares, el deterioro cognitivo, los lapsos de memoria, los problemas para concentrarse o para dormir o la ansiedad. En las mujeres jóvenes, los tratamientos también pueden influir en su vida sexual y aspectos relacionados, como la fertilidad. 

Todo ello genera una nueva situación o un nuevo escenario vital, que suele afectar negativamente en las relaciones sociales y familiares y, en muchas ocasiones, dificultar las actividades de la vida diaria o la reincorporación a la vida laboral. Todo esto hace que la calidad de vida de los pacientes disminuya. 

La fisioterapia oncológica y el ejercicio son piezas claves necesarias para que los pacientes largos supervivientes puedan reducir, evitar o mitigar las secuelas y complicaciones derivadas del diagnóstico y del tratamiento. Y así, poder gozar de la calidad de vida que merecen. Para ello es necesario que profesionales y pacientes conozcan que existen (pocos, pero existen) fisioterapeutas formados en fisioterapia oncológica. Con distintas técnicas, adaptadas a las necesidades de los pacientes, estos fisioterapeutas pueden dar tratamiento en cualquiera de los momentos de la enfermedad. Del mismo modo, se diseñan programas de ejercicio individualizado para cada paciente en función de sus necesidades. 

Según nuestra experiencia, creemos que el equipo multi e interdisciplinar logra abordar al paciente en su conjunto. El equipo debe estar formado al menos por médico, enfermera fisioterapeuta, psicólogo y graduado en ciencias de la actividad física y deporte (CAFYD), que trabajan de manera coordinada. Y, por supuesto, hay otros profesionales sanitarios que en función del paciente también serían necesarios (podólogos, TO, logopedas…). Todos ellos especializados en pacientes oncológicos.

Si quieres saber más, te invitamos a la jornada gratuita que tendrá lugar el próximo día 25 de octubre en la Universidad Europea de Madrid, en Villaviciosa de Odón. 

 

Dra. Ángela Río. Fisioterapeuta oncológica y linfoterapeuta

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